Nativos tepoztecos defienden el maíz
El Sol de Cuernavaca
Rodolfo Romero
11 de marzo de 2013 PDF

Tepoztlán, Morelos.- Tres años cumplirá el próximo domingo 17 de los corrientes, de no realizarse la red en defensa del maíz. La lucha en contra de siembra de transgénicos, en lo que aseguran campesinos del municipio de Tepoztlán la lucha, sigue toda vez que defender el maíz en México pasa necesariamente por el respeto a la libre determinación y autonomía de las comunidades y pueblos indígenas y campesinos.
Rechazamos una vez más -recalcan- cualquier siembra experimental, piloto o comercial, así como la distribución, almacenamiento, comercialización de organismos genéticamente modificados en cualquier parte del territorio nacional (y en el mundo).
La soberanía alimentaria radicará siempre en el respeto del derecho colectivo a tener, guardar e intercambiar libremente semillas nativas sin la imposición de mecanismo alguno de control estatal, federal o empresarial (sea certificación, inventario, banco de semillas, catálogo de variedades, patentes, denominaciones de origen o derechos de obtentor).
La soberanía alimentaria requiere condiciones que permitan la producción libre y autónoma de alimentos a nivel local, regional y nacional, el respeto a nuestros territorios, amenazados ahora por proyectos mineros, hidroeléctricos, petroleros, carreteros, de servicios ambientales, reservas de la biósfera, privatización de los mantos de agua; territorios amenazados también por la industrialización y urbanización salvaje y por la política ambiental oficial de conservación sin gente.
Y agregan -«lamentamos profundamente que las leyes nos roben la palabra, no nos permitan dialogar desde lo profundo y nos traten de imponer en este caso la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados y sus derivados, como el único camino legal para defender nuestro derecho de vivir como pueblos de maíz, siendo que dicha ley nos impide esa defensa».
En este sentido el campesinado tepozteco reivindicando su compromiso de solidaridad con sus hermanos de todo el país en la lucha en todas partes, participando en el Tribunal Permanente de los Pueblos. Durante esos trece años la red en defensa del maíz ha funcionado como un espacio que ha promovido el trabajo cotidiano con perspectiva global de un universo de comunidades, municipios, organizaciones, pueblos indígenas y mestizos -campesinos todos-, empeñados en defender su vida de cultivadores al cuidado del mundo.
Ahí existe un diálogo permanente en directo, sin retórica, y en los hechos y en lo práctico se trabaja por alcanzar autonomía y soberanía alimentaria. Uno de sus logros más concretos es que, en esos años, las más de mil comunidades y decenas de organizaciones en 22 estados del país que se reconocen en la Red en Defensa del Maíz han declarado, por la vía de los hechos, una moratoria local, comunitaria, regional, bastante contundente a la invasión del maíz transgénico.
Esto logro que, desde múltiples rincones del mundo, su labor sea un ejemplo de resistencia invisible, cotidiana y eficaz. Durante esos mismos años, el gobierno y las empresas han intentado imponer este maíz genéticamente modificado (GM) con varias estratagemas sucesivas. Como en el sur no les ha salido, se abrió la siembra en el norte, donde años de invasión minera y luego agroindustrial han mermado la memoria de la siembra de maíz nativo norte que, al igual que todo México, es también centro de origen del maíz.