500 ciudades se alzan en el “Día Global de Acción Contra Monsanto”

500 ciudades se alzan en el “Día Global de Acción Contra Monsanto”

 Periodismo Internacional Alternativo

12 de octubre de 2013

500 ciudades se alzan en el día global de acción contra MonsantoEste sábado, 500 ciudades en 52 países se alzan para manifestarse contra Monsanto. La ciudad de Saint Louis (Missouri) en Estados Unidos, será el punto destacado de las manifestaciones populares, por ser la sede de la multinacional líder en el desarrollo de productos transgénicos y acusada de genocidio. Se trata de la segunda marcha mundial contra Monsanto, la primera tuvo lugar el pasado 25 de mayo y convocó a manifestantes en 436 ciudades a lo largo de todo el mundo, como antesala de lucha del próximo 16 de octubre, Día Mundial de la Alimentación.

La jornada de lucha, repudia el accionar de la empresa responsable de la embestida imperial contra la soberanía alimentaria, la agricultura, la salud y el medio ambiente. Monsanto, de origen estadounidense, se erige como un verdadero gigante de los agronegocios, logrando controlar el 86 por ciento del mercado de transgénicos a nivel mundial, el dominio del 27 por ciento del mercado de semillas y alcanzando una facturación de más de 7 mil millones de dólares. A través de su lobby, ha logrado la implementación de proyectos o reformas legislativas a nivel mundial que garantizan un desarrollo de la agricultura y el mercado acorde a sus intereses, y en contra de la soberanía y la vida digna de los pueblos.

Su desarrollo en la actualidad, se centra en la producción de los OGM (Organismos Genéticamente Modificados) junto a la fabricación del agroquímico “Roundup”, declarados a nivel mundial como altamente nocivos para la salud y el ambiente. Pese a que no se trata de la única empresa dedicada a este tipo de desarrollo, su dominio mundial la convierte en el centro del repudio.

En Estados Unidos, participarán de la movilización los miembros de la “Alianza por la Salud de los Hijos de los Veteranos de Vietnam”, víctimas de la utilización del “Agente Naranja” durante la Guerra de Vietnam, producido por varias empresas entre las que se destaca Monsanto. Mediante un comunicado, la organización indicó, “casi tan pronto como los veteranos de Vietnam llegaron a casa y se unieron a sus familias, comenzaron a aparecer informes sobre varios abortos involuntarios y defectos de nacimiento en sus hijos”.

Los manifestantes a su vez,  denuncian la injerencia directa de Monsanto en el propio gobierno. Varios miembros de la multinacional ocupan puestos claves en la Agencia de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés), la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), la Corte Suprema de Justicia, entre otros puestos.

El pasado marzo, el presidente Barack Obama aprobó la “Ley de Protección Monsanto“, una legislación promovida por la propia multinacional en connivencia con distintos congresistas, que libra a las empresas dedicadas a la biotecnología de cualquier consecuencia legal vinculada con los cultivos de semillas transgénicas, de esta manera les otorga impunidad jurídica por lo que la justicia federal pierde la competencia para investigar acerca de los OGM, incluso si los evalúa como dañinos para la salud. A fines de septiembre, la ayuda a las empresas fue retirada de la Ley de Gastos del Senado, sin embargo, la Cámara de Representantes a comienzos de octubre aprobó una prórroga de tres meses para la implementación de la misma.

Monsanto, una historia de perpetuo genocidio

Fundada a comienzos del siglo XX, a lo largo de toda su historia ha desarrollo iniciativas en diversos sectores productivos. En sus inicios, se dedicó a la producción de sustitutos de azúcar para la empresa Coca-Cola, entre ellos la sacarina, décadas más tarde, el Instituto Nacional del Cáncer en Estados Unidos comprobó sus efectos cancerígenos.

En los años ’20, comenzó a desarrollar un líquido refrigerante para transformadores eléctricos, conocido como PCB, décadas después, la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos comprobó sus efectos altamente cancerígenos y el Congreso prohibió su producción en 1979 y hacia el 2001 se prohibió su utilización a nivel mundial. Sin embargo, en 2003 la multinacional instaló una planta de fabricación de PCB en el estado de Alabama y compró el silencio de sus pobladores con 600 millones de dólares. Según reciente investigaciones, el químico se encuentra íntimamente relacionado con un brote de autismo en niños de Estados Unidos, donde se detectaron al menos 3 millones de casos, lo que equivale a un diagnóstico cada 20 minutos.

A mediados de la década del ’30, la multinacional compró el laboratorio Thomas & Hochwalt para luego trabajar junto  a la central de investigaciones del Departamento de Defensa de Estados Unidos en el desarrollo de plutonio, elemento clave para la fabricación de armas nucleares.

Hacia los años ’40, se dedicó al desarrollo del poliestireno, un material plástico para el envase de alimentos. Décadas más tarde, fue ubicado en la lista de los químicos más peligrosos según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. A su vez, se destacó como uno de los principales fabricantes del DDT, un insecticida agrícola de alto poder residual, décadas después prohibido mundialmente por sus graves efectos en la salud, entre ellos cáncer, malformaciones e infertilidad. Más tarde, comenzó a desarrollar el herbicida 2,4,5-T, los primeros avances del Agente Naranja a base de dioxina, el cual sería utilizado como arma química en los ’60 por las tropas invasores estadounidenses, durante la guerra de Vietnam, con un saldo de 400 mil personas asesinatos durante su uso, y un efecto residual de 500 mil nacimientos con malformaciones, más 1 millón de casos de personas con discapacidad, entre otros problemas de salud.

No conforme con su desarrollo, comenzó a comercializar a mediados de los ’80 el aspartamo, un endulzante de bajas calorías con el nombre de “Nutra Sweet”, más tarde reconocido por sus altos efectos  nocivos.

A lo largo de la década de los ’90, desarrolló la hormona de crecimiento bovino, rBGH, utilizada en la producción lechera para maximizar su rendimiento, pronto prohibida en numerosos países por sus altos efectos cancerígenos.

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